El cuerpo es la cárcel del alma

Decía Platón que el cuerpo es la cárcel del alma.

Porque en ocasiones, en lugar de ser nuestro aliado es el mensajero de algo que duele, de algo que no va bien.

Hablar de dolor de espalda es referirnos a una de las condiciones más comunes de la población junto con los dolores de cabeza. Sin darnos cuenta metemos a todo el mundo en el mismo saco.

¿Qué pasa con mi dolor de espalda?

Muchas veces las falsas creencias que tenemos de nuestra propia espalda, del dolor o del mismo cuerpo nos hace que nos quedemos atrapados en un dolor recurrente. Lo más importante es poder cambiar con exploraciones muy simples la experiencia que tenemos de nuestra propia espalda.

 «Si tu cerebro funciona por predicción y construcción y se reconstruye a sí mismo a través de la experiencia, entonces no es exagerado decir que si cambias tus experiencias actuales hoy, puedes cambiar en quién te convertirás mañana».

Dra. Lisa Feldman Barrett.

En este caso hablamos de tu dolor de espalda.

Si nos dicen que nuestro dolor lumbar es porque hay una compresión entre dos vertebras y que el disco intervertebral se ve afectado y consecuentemente oprime a uno de los nervios lo aceptamos sin más, hasta nos damos un respiro, nos sentimos aliviados porque es algo mecánico, como si no fuera conmigo.

Pero en muchas ocasiones factores como el estrés o la ansiedad generan pequeños cambios en estas estructuras que, poco a poco, se traducen en inflamación, en problemas de coordinación y en esos episodios marcados por el dolor que tanto afectan a nuestra calidad de vida.

Cuando se nos dice que hay que parar, o que te has de mover más, o que te has de relajar eso empieza a molestar y si ya nos dicen que tu estado emocional está generando ese dolor pues un porcentaje alto cambiamos de profesional de la salud, el pensamiento mecanicista sigue imperando en nuestra cultura, no queremos oír para nada eso de psicosomático, eso de que tengo esto porque soy débil, porque bla, bla, bla.

A las personas les gusta mucho el símil del coche cuando hablamos del cuerpo…en especial de la espalda, piezas que se quitan y ponen como si na…

Con algunas personas cuando vienen a la consulta casi puedo leer sus mentes y me quisieran decir algo así como: mira a mí me duele aquí, te dejo mi espalda (como el que se quita y pone no se una camiseta), me voy a tomar algo y cuando acabes mándame un WhatsApp y vengo a recogerla.

Ay espaldita espaldita

Qué malos tragos nos haces pasar. La espalda como esta por ahí detrás parece como que no va con nosotros.

Déjame que te cuente:

El dolor lumbar es el motivo más frecuente por el que los pacientes son derivados a rehabilitación en el Sistema Nacional de Salud. Afecta a más del 80% de la población alguna vez en su vida, y supone la causa más frecuente de limitación de las actividades cotidianas (“discapacidad”) en el mundo.

El dolor de espalda podría ser una asignatura de cualquier grado universitario relacionado con ciencias de la salud, de psicología, del deporte, medicina, fisioterapia etc., así que me disculpen los especialistas por tan breve resumen.

¿De qué manera las emociones se manifiestan en la espalda?

Generando tensiones, contracturas musculares de diversa intensidad y sobre todo alterando la movilidad articular de nuestra columna, perjudicando al fluido de líquidos y energía.

¿Por qué?

La teoría (hasta ahora, afortunadamente ya va a cambiar) dice que las emociones te suceden, tú no las haces y no eres responsable de ellas. Las emociones son causadas por acontecimientos externos. Otras personas hacen cosas que crean las emociones en ti y luego te quedas con ellas.

Si partimos de esta actitud, entonces no buscaremos las cosas que podríamos hacer y como resultado pensaremos que no hay nada que podamos hacer.

Una emoción es una acción en el cuerpo.

Las emociones las construimos nosotros, y siempre produce una acción musculo esquelética en el cuerpo. Aunque normalmente hablamos de las emociones como algo mental, son fundamentalmente eventos fisiológicos.

Cuando nos sentimos amenazados el mecanismo de estrés se activa preparando al cuerpo para la lucha o huida. Esta respuesta produce una contracción en un grado u otro. Reaccionamos casi siempre colapsando nuestra postura, nuestra respiración y nuestra atención.

Experimentamos estas respuestas como miedo, ira, disociación, resignación, culpa, desconfianza, etc. Sin embargo, lo común entre todas las respuestas es la acción de empequeñecerse de una u otra manera, en definitiva, de comprimirnos (¿ahora ya te puedes imaginar cómo tiempo y tiempo de estar enfadado puede hacer como los discos se vayan comprimiendo?).

Si tensar los músculos es parte de un grupo de acciones que experimentamos como una emoción, lo que te propongo es justamente eso: reemplazar un conjunto de acciones por otro.

Pero en la medida en que estemos comprometidos con la creencia de que las emociones son fundamentalmente diferentes de las meras acciones corporales, no pensaremos en ir más lejos en esta útil dirección.

La espalda es un área, y en concreto la zona lumbar de movilidad y transición, necesita dar estabilidad y continuidad al mismo tiempo de todas las fuerzas que se generan desde las piernas y desde los brazos.

Solemos contraernos o colapsarnos para manejar cualquier situación problemática. Reemplazar respuestas automáticas por otras más eficientes nos hará que nuestros tejidos inteligentes den una respuesta más eficaz.

El cuerpo es una red conjunta, Lo que ocurre en una parte se ve afectada inmediatamente a distancia, el trabajo del uso de tus manos y pies es clave para una buena mecánica de la columna vertebral, la activación de la fascia lumbar, moverse con fluidez y tener la capacidad de ir en muchas direcciones según el momento lo requiera es la clave. La mayoría de veces no hay que fortalecerla hay que moverse, entender la sutileza y lo que significa la fuerza. Movimiento consciente para el dolor de espalda y para entenderlo en un contexto emocional.

 

Tensar la espalda nos paraliza, nos comprime, no nos deja avanzar. ¿te resulta familiar? A mí, sí.

¡Ah! Lo más importante yo he sido sufridora de dolor de espalda y mucho, una y otra vez, he tenido de todo, probaba de todo, NO ES CIERTO, lo que pasaba es que no entendía nada.

He escrito esto porque ya tenemos todos los cursos de Inteligencia corporal, sabes que empiezo los presenciales en septiembre, una vez empezamos no cogemos  a nadie más, pero te quedan los cursos online y las tutorías conmigo.

 Y como el anuncio de detergente, el dolor de espalda se va a acabar.

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