¿Es la inflamación buena o mala?

«¿La inflamación es buena o mala? ¿Cuánto me tiene que durar?»

Estas son preguntas que mis pacientes me hacen o bien relacionadas por algo que les esta pasando en la actualidad o en su entorno más próximo.

Lo mas importante es que entendamos para qué y el por qué de la inflamación, y a partir de ahí seguro que resultará mas sencillo comprender nuestra inflamación.

La palabra inflamación deriva del latín inflammare, que significa encender fuego.

Los síntomas que suele producir la inflamación son: 

  • Dolor
  • Enrojecimiento
  • Calor
  • hinchazón
  • Rigidez o pérdida de la movilidad

Habiendo hecho esta pequeña introducción se hace necesario que entendamos un poco mas.

Os comparto el articulo escrito por mi colega americano Til Luchau y traducido al español con la ayuda de mi colega de Puerto Rico, Carmen Rivera.

Comprendiendo el Proceso Inflamatorio

Casi seguro que en los últimos tiempos habrás escuchado a menudo que la inflamación es la causante de todos los males. Al menos, así lo leemos en casi todos los anuncios de dietas, suplementos o cursos de autoayuda en el área de la salud. Aunque el mundo del marketing y la publicidad tiende a tomar un tema, sobrevalorarlo y ponerlo de moda temporalmente, la realidad es que en el caso de la “inflamación”, no se exagera cuando decimos que juega un papel clave en una gran variedad de condiciones, que van desde la depresión, a la tendinitis; de la fibromialgia al cáncer; de problemas articulares hasta el envejecimiento en sí mismo.

Para los fisioterapeutas que utilizan el masaje y otras terapias manuales, el tema de la inflamación puede llegar a ser sumamente confuso, por todas sus diferentes manifestaciones, tipos y mecanismos; por su complejidad a nivel de procesos químicos y celulares; y por las diferentes visiones de como trabajar o no según las distintas escuelas o tendencias.

          Por ejemplo, en los cursos básicos de masaje se enseña que el propio masaje esta totalmente contraindicado cuando hay inflamación (como la que ocurre en lesiones agudas o en articulaciones inflamadas).

Sin embargo, muchos fisioterapeutas con amplia experiencia profesional afirmamos en voz baja, que algunos tipos de toques, muy cuidadosamente aplicados, incluso directamente sobre el área inflamada, pueden resultar beneficiosos para nuestros clientes.

Existen, además, otras preguntas acerca de la naturaleza y la función de la inflamación, que pueden influenciar la forma en como pensamos y trabajamos sobre la misma. ¿Qué papel juega el cerebro y el sistema nervioso central en el proceso? ¿Influyen los factores psicosociales, tales como el stress o la depresión? ¿Puede considerarse el dolor en sí mismo, como una respuesta inflamatoria? ¿como influyen otras variables?

Comencemos por repasar algunos principios básicos sobre la inflamación.


 La inflamación es positiva

La inflamación no es otra cosa que la respuesta del sistema inmunológico para proteger y reparar los tejidos. Puede aparecer por una lesión, infección o irritación. La inflamación es positiva y necesaria. A pesar de la incomodidad o el dolor asociado que puede crear, sin inflamación, el cuerpo no podría ni protegerse ni repararse a sí mismo. En situaciones normales, la inflamación es un mecanismo autorregulado, que hace que la misma desaparezca una vez ha cumplido su propósito de protección y/o reparación. 

Cuando la inflamación se convierte en negativa

Los problemas comienzan, cuando aparece lo siguiente:

  • Hipo inflamación: Por algún trastorno inmunológico, el sistema no puede combatir una infección o reparar una lesión.
  • Hiperinflamación: Puede ocurrir por una reacción inmunológica desproporcionada con relación a la agresión recibida (como en casos de alergias o condiciones autoinmunes) o cuando una reacción inflamatoria normal no cierra su ciclo, el tejido se mantiene inflamado y se cronifica.

La inflamación crónica no resuelta está implicada en una larga lista de condiciones, que incluyen el asma, la enfermedad de Alzheimer, la depresión, la demencia, la hipersensibilidad, la artritis reumatoide, el síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer. La inflamación no es solo uno de los factores en casi todas las condiciones crónicas, sino también está implicada en casi todas las molestias musculo esqueléticas, incluyendo el dolor crónico.


Progreso de la inflamación

 La respuesta inflamatoria natural progresa con el tiempo, pasando por diferentes etapas aguda, de reparación y de adaptación. Aunque muchas de estas funciones ocurren simultáneamente (algunos procesos de resolución comienzan incluso en los primeros estadios de la inflamación), cada una de estas etapas prepara el terreno para la siguiente.

  1. Respuesta aguda

Apenas segundos o minutos después de que los detectores del daño, peligro o patógenos han detonado la alarma para el comienzo de un proceso de inflamación aguda, las histaminas proinflamatorias y las citocinas aumentan la vascularidad y la permeabilidad celular, y la región afectada se llena de plasma y de células inmunológicas (como los leucocitos). Las citocinas (comunicadoras intercelulares) atraen a las células inmunes mas cercanas; el enrojecimiento y el calor indican que la respuesta inflamatoria ya ha comenzado; el dolor o sensibilidad del área (por causa de la irritación de los nociceptores por los mismos químicos proinflamatorios, por la presión mecánica causada por la hinchazón o como respuesta de protección), ayuda al cuerpo a evitar que se dañe más el área, en esta etapa inicial.

  1. Reparación

Tras el periodo de horas o incluso días, las células especializadas (tales como las células mono-nucleadas y los macrófagos), comienzan el proceso de degradación y eliminación de las células enfermas o dañadas. Una vez comenzado, este proceso de destrucción es regulado de cerca por otros mecanismos antiinflamatorios, que minimizan el daño, protegiendo así al tejido no dañado. Simultáneamente, los fibroblastos (los cuales, en sí, también tienen una fuerte capacidad antiinflamatoria) y otras células, comienzan el proceso de formación de tejido nuevo. El calor y enrojecimiento local disminuye, así como el dolor -aunque el dolor o estiramiento aun provoca una reacción de protección, en la medida en que se va formando y afianzando el nuevo tejido.

  1. Adaptación

En los días, semanas o meses siguientes, el proceso pro inflamatorio va madurando y disminuye gradualmente, siendo las propias células de esta primera respuesta, las que ahora se convierten en blancos de degradación y fagocitosis, recogidos por el sistema linfático u otros mecanismos de resolución. El tejido continúa fortaleciéndose, en la medida en que los fibroblastos comienzan a enlazar las estructuras de colágeno. La sensación se normaliza, la sensibilidad disminuye y el cerebro va reevaluando y soltando los mecanismos de defensa.

 

Inflamación Crónica

Los problemas comienzan cuando cualquiera de estas etapas no encuentra una resolución y la inflamación se convierte en crónica. Esto puede ocurrir cuando el sistema inmune esta sobrecogido por patógenos o por la extensión de la lesión, o cuando su capacidad de resiliencia se vé disminuida por otras situaciones, como el estrés, la inactividad, una mala dieta, la falta de descanso o sueño, etc. Otros factores como experiencias traumáticas en la niñez o factores genéticos pueden predisponer a la inflamación crónica. Pero la causa de muchas de las condiciones inflamatorias aún está no resuelta. Esto incluye condiciones autoinmunes, como la artritis reumatoide, la fibromialgia o el propio proceso de inflamación lento y de bajo grado que acompaña al envejecimiento de los tejidos.

 

En las inflamaciones prolongadas:

  • Los fibroblastos, que por lo regular producen un efecto antiinflamatorio fuerte, pueden convertirse incluso en agentes inflamadores. Junto a los miofibroblastos, su actividad no regulada podría causar fibrosis en el tejido, con su subsiguiente patrón de endurecimiento y exceso de cicatrización.
  • La depresión que no responde a tratamientos sustenta la idea de que hay casos de depresión cuyas causas son inflamatorias.
  • El dolor puede ser persistente y difícil de tratar. Un estudio reciente encontró que los pacientes que sufren algún tipo de dolor que no responden a terapia, tienen un mayor nivel de inflamación crónica, sugiriendo (aunque no confirmando), que es la inflamación en sí misma, la que provoca la respuesta de dolor.

Muchos de los casos que vienen a la consulta están en fase de inflamación crónica, es aquí donde tenemos que evaluar todas las posibles variables y es cuando hacemos una reflexión sobre tu estilo de vida, tu entorno y valoraremos de manera individualizada como te pueden estar influenciando.

 

Una inflamación crónica hay que entenderla para poder tratarla. ¿Qué tipo de movimiento necesitas?

Hasta el próximo post

Un abrazo

Bibiana Badenes