Vivimos como respiramos y Respiramos como vivimos

Vivimos a toda prisa para quemarnos y no por estar tirados al sol.

 

En la sociedad actual, es común encontrarnos inmersos en una vorágine de actividades y obligaciones que nos llevan a vivir nuestras vidas a toda prisa.

Constantemente estamos corriendo de un lugar a otro, tratando de cumplir con múltiples responsabilidades y metas. Sin embargo, esta forma de vida frenética tiene sus consecuencias.

Pero además cuando ya creemos que descansamos nos sentamos y continuamos preocupándonos sobre hechos estresantes, en ese momento activamos las mismas respuestas fisiológicas que si estuviesen ocurriendo, y son potencialmente desastrosas cuando se provocan de forma crónica por razones psicológicas o de otro tipo.

Un amplio conjunto de datos indica que las enfermedades asociadas al estrés derivan principalmente del hecho de que, al preocuparnos por la hipoteca, las relaciones personales o incluso por un ascenso en el trabajo, activamos durante meses y meses un sistema fisiológico que ha evolucionado para responder a emergencias inmediatas de supervivencia de tipo físico.

El cerebro ha evolucionado para buscar la homeostasis.

Un agente estresante es cualquier cosa del mundo exterior que rompa el equilibrio homeostático del cuerpo, y la respuesta de estrés es el intento por parte del organismo de restablecer la homeostasis.

Las cebras y los leones prevén el peligro y ponen en marcha una respuesta de estrés anticipada, pero no son capaces de padecer estrés de forma anticipada por acontecimientos muy lejanos en el tiempo.

Tomar un respiro puede ser beneficioso para nuestra salud y bienestar.

NO necesitas respirar de una manera determinada es que tu forma de respirar asociado a los movimientos que hace la propia respiración son un indicador de como estas.

Todo lo anterior más la suma de que sentimos una especie de miedo constante de perdernos algo, aun nos genera más impaciencia e inquietud.

La Impaciencia se expresa en las periferias del cuerpo, en el movimiento de un pie, de las manos, parpadeando.

La Inquietud, en cambio, se sitúa en el espacio interno, entre la espalda y el pecho, por ejemplo, y se expresa en un movimiento respiratorio al que le cuesta expandirse. Cuando la impaciencia se mueve hacia el espacio interno se asimila a la inquietud, cuando la inquietud se desplaza a la periferia, se parece a la impaciencia.

UNA COSA NOS LLEVA A LA OTRA

 

  1.  Estrés y agotamiento: Cuando llevamos un ritmo acelerado, el estrés y el agotamiento se convierten en compañeros constantes. La presión constante por cumplir con los plazos, las expectativas y las demandas del trabajo y la vida personal pueden llevarnos a un estado de agotamiento físico y mental. Este estrés crónico puede tener graves repercusiones en nuestra salud, como trastornos del sueño, problemas digestivos y enfermedades relacionadas con el sistema cardiovascular.
  1. Pérdida de conexión: La prisa nos priva de la oportunidad de conectarnos con nosotros mismos y con los demás. Nos volvemos tan absorbidos por nuestras tareas y objetivos que descuidamos nuestras relaciones y momentos de auténtica conexión humana. La vida se convierte en una serie de interacciones superficiales y apresuradas, dejándonos con una sensación de soledad y desconexión.
  1. Falta de disfrute: Al vivir constantemente apresurados, nos perdemos los pequeños placeres y momentos de felicidad que la vida tiene para ofrecer. No tenemos tiempo para saborear una buena comida, disfrutar de un paseo relajante o simplemente contemplar la belleza del mundo que nos rodea. La prisa nos priva de la posibilidad de vivir plenamente el presente y disfrutar de las cosas que realmente importan.
  1. Decisiones impulsivas: La prisa puede llevarnos a tomar decisiones impulsivas y poco reflexivas. Cuando nos encontramos en un estado constante de aceleración, no dedicamos el tiempo necesario para analizar las situaciones y considerar todas las opciones disponibles. Esto puede llevarnos a cometer errores costosos y a tomar caminos que no son los más adecuados para nosotros.
  1. Quemarse: Ir por la vida de prisa sin tomarnos el tiempo para cuidar de nosotros mismos puede llevarnos directamente al agotamiento y al síndrome de quemarse. Cuando nos empujamos constantemente al límite, sin tiempo para descansar y recuperarnos, nuestra salud física y mental se resiente. El agotamiento puede manifestarse como fatiga crónica, falta de motivación y pérdida de interés en las cosas que solían apasionarnos.

Vivir a toda prisa puede parecer la única opción en un mundo que valora la productividad y el éxito rápido, pero es esencial recordar la importancia de frenar el ritmo. Tomar tiempo para cuidar de nosotros mismos, conectarnos con los demás y disfrutar de la vida nos ayuda a vivir de manera más plena y satisfactoria. Al disminuir la velocidad, somos capaces de tomar decisiones mas reflexivas y seguro más adecuadas a lo que necesitamos.

Es la sensación constante de que el tiempo se acelera, de que “no llego” o “no me da la vida”. La sensación de estar siempre en falta, siempre en déficit, de no ser lo suficiente, no hacer lo suficiente, de no tener lo suficiente. La dificultad experimentada en la relación con el otro, siempre rival y nunca cómplice, un constante medirse atravesado de envidias y frustraciones, una demanda asfixiante.

Somos nosotros mismos quienes aceleramos la rueda del hámster, quienes entramos en la competencia con el otro, quienes exigimos un resultado inmediato a todos y a todo.

Hay en todo ello un goce, una cierta satisfacción en la insatisfacción, un cierto enganche afectivo, una suerte de adicción. La queja en el fondo no quiere cambiar nada. ¿Te suena? ¿O me pasa a mi sola?.

VIVIMOS COMO RESPIRAMOS Y RESPIRAMOS COMO VIVIMOS

Ya no te lo puedo decir mas claro

Necesitas consciencia

¿Cuál es el siguiente paso?

Terapia individual, el trabajo en el cuerpo nos conecta con nuestras vivencias y limitaciones de movimiento, asi accedemos a una consciencia que es lo que llamamos integración cuerpo mente. Aquí empieza el trabajo de desarrollo de Inteligencia corporal.

Te espero en mis cursos Presenciales que ya están casi llenos en septiembre o a todas las clases online, en las que te acompaño individualmente.

Un abrazo y buen verano.

 

FASCIA Y MOVIMIENTO: PSOAS EN ACCION

FASCIA Y MOVIMIENTO: PSOAS EN ACCION

 

 


INTELIGENCIA CORPORAL